viernes, 9 de marzo de 2012

Eugène Delacroix y el XIX francés.






El hecho de editar textos del XIX francés ha hecho que en cierta medida me sintiera interesada por el arte de ese siglo y concretamente por Eugène Delacroix. Este fue un pintor romántico, individualista, solitario, mundano, pero a la vez poseedor de una vasta cultura clásica y muy respetado por las generaciones posteriores, tanto de pintores como de escritores.

Pintores como Cezanne que dio unas cuantas de sus obras para poder obtener un maravilloso ramo de flores al pastel de Delacroix y que fue colgado en la cabecera de su cama, o como Fantin-Latour, rendido admirador, que después de su muerte debido al enfado que sintió a la salida del funeral de Delacroix pintó un cuadro que se puede considerar un manifiesto a favor de el. En dicho cuadro retrató una nueva generación de críticos y artistas como Baudelaire, Champfleury, Whistler, Manet, Legros, Bracquemond, etc... unidos todos ellos en homenaje, rodeando el retrato de Delacroix. Y que podemos ver expuesto en estos momentos en el Museo Delacroix de París

Fue un artista que influyó en pintores como Manet, Renoir, Monet, etc...  y posteriormente suscitó el interés y la admiración en artistas como Picasso, Van Gogh o Maurice Denis, que fue el fundador del museo Delacroix de París. Al que todos ellos consideraban uno de los grandes, comparable a pintores como Rembrandt o Velazquez, un innovador debido al movimiento, el color y a la textura de su pincelada que lo hacia diferente a sus coetáneos.

Y finalmente querría hacer notar, que puede que esa influencia se pueda sentir o apreciar en pintores contemporáneos como Lucien Freud. Más arriba podemos ver uno de sus estudios de desnudo e inconscientemente podríamos pensar que hay cierta relación con los desnudos de Freud, por esa manera descarnada de retratar la carne.

En estos momentos en Caixa Forum hay una exposición dedicada a el con una cantidad considerable de obras, exposición que se debe agradecer, ya que es difícil poder ver tanta obra reunida. Entre sus cuadros encontramos Mujeres de Argel, y sobre el os dejo la columna, que publicó este miércoles pasado Erika Bornay, la autora de dos de nuestros libros Arte se escribe con M de mujer (ensayo de arte) y Lunes en la calle Slova (narrativa). Artículo en el que hace una reflexión sobre su manera de pintar y la diferencia entre su "orientalismo" y el de sus contemporáneos como Ingres. El de Delacroix fue un orientalismo próximo a la realidad desprovisto de idealizaciones.

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