Este ha sido el pretexto para reunir y mostrar estos tres libros que he encontrado de manera casual. El primero comprado en una visita a Casa Anita donde justo cuando fui había llegado un paquete de Corraini y fue una tentación irresistible echarle una ojeada.
El autor del texto de Tumbling old women es el escritor ruso Daniil Kharms o Daniil Charms (1905-1940) que ha sido un descubrimiento. Kharms fue una autor peculiar (siempre con bombín, vestido a la inglesa como homenaje a Sherlock Holmes) ligado al absurdo, la mentira, la irracionalidad y en cierta medida al surrealismo, contemporáneo y compañero de Malevich y Maiakovsky. Estuvo especializado en literatura infantil, debido a la represión a la que lo sometió el estado ruso, que le impidió poder expresarse por medio de otros textos. Escribió 12 libros infantiles y trabajó para la editorial Detzig que estaba dirigida por Samuil Marshak. Kharms murió de inanición en una penitenciaria psiquiátrica donde fue internado debido a una purga stalinista, en 1942 en pleno bloqueo nazi de la ciudad.
Tumbling old women/ Las viejas que caen es un microrrelato, ilustrado por Johanna Neborsky y editado por Corraini en inglés e italiano, una joven ilustradora americana que vive en Brooklin. En el libro utiliza el dibujo a tinta y el collage de papeles de colores e imágenes fotocopiadas para construir una imagen próxima al colorido y a la estética de los artistas rusos. De todas maneras al visualizar el libro no dejo de recordar los papeles recortados de Henri Matisse. El libro es interesante por la recuperación del texto de Kharms que es muy sencillo, absurdo y reiterativo:
Una vieja excesivamente curiosa, se ha inclinado demasiado por la ventana y se ha estrellado contra el suelo.
Otra vieja se ha inclinado por la ventana para mirarla y por exceso de curiosidad, ha perdido el equilibrio y se ha estrellado contra el suelo.
Después una tercera vieja ha caído de su ventana, después una cuarta, luego una quinta.
Cuando ha caído la sexta vieja, me he hartado de mirar y he ido al mercado de Maltsev, donde parece que alguien ha regalado un chal bordado a un ciego.
Y me gusta por el tratamiento tipográfico que se le ha dado al texto, un texto hecho a mano. Un texto dibujado o recortado que se integra totalmente con la imagen. Una imagen, compuesta por diferentes trozos de papeles, de fotocopias y fragmentada porque no llega a verse entera en ningún momento.
Posteriormente al libro anterior encontré en Ginebra en la librería Payot estos dos pequeños libros de la colección Les classiques du Père Castor:
Macha et l'ours, un cuento tradicional ruso narrado por Robert Giraud con ilustraciones de Anne Buguet. Una mezcla entre el cuento de Los Tres Osos y el de Caperucita Roja.
Anne Buguet (autora e ilustradora francesa que tiene en su haber una extensa lista de libros realizados) ha ilustrado este cuento con un estilo más clásico que el anterior, inspirada en el arte popular ruso o eslavo, las flores, los colores, los tejidos, los objetos y un dibujo de primeros planos y figuras fragmentadas. Visualmente no tiene ninguna similitud con el cuento anterior pero hay un lazo que los une, puede que sea el intento de ambas ilustradoras por apropiarse con su dibujo del alma del cuento.
Y el último, el libro hecho por una autora que ya varias veces he reseñado, Ilya Green. Ilya ha ilustrado Le Petit Chaperon Rouge con su estilo, que lo da el dibujar la figura y los objetos por medio de una linea negra siempre bien visible, cercano al dibujo de los comics, en los que la línea siempre está presente. También tiene un sentido del color, propio, llamativo y contrastado.
El texto es el cuento clásico de La Caperucita Roja, y no es el texto sino que vuelve a ser, el color, los tejidos como los estampados de la falda de la Caperucita y el vestido de la abuela, el patchowrk de la colcha de la cama, el rojo, las flores, lo que lo une a los otros dos libro.
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